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Mónica García

Mónica García
El amor...

Daniel Fernández

Daniel Fernández
... Más imposible del mundo

jueves, 29 de marzo de 2012

Capítulo 13 A veces no se pierde la esperanza...

~ Unos minutos antes...

Fabianne conduce a toda velocidad por las calles de Madrid. A su lado va Pablo. Y mil preguntas, mil porqués y mil interrogantes que rondan por sus cabezas. Un intento desesperado por entender algo. No es posible. La preocupación agoniza el ambiente. Hospital 12 de Octubre. Fabianne pasa la barrera y aparca. Pablo se baja de inmediato y entra en el hospital. Corre por el pasillo, sube las escaleras a toda velocidad hasta que ve a Javier. Corre hacia él. También hay una chica a su lado. Se reúnen con ellos y se abrazan.
- Todavía no he logrado entender nada. ¿Qué ha pasado? ¿Cómo está?
- Ya te lo dije. Una loca le disparó.- Javier fija su mirada en Pablo.- Y ahora...
- Sí, pero ¿es grave?
Javier le indica con la mirada que mira hacia la habitación. Pablo observa lo que pasa en su interior y cae en la cuenta de que allí está Mónica. Siente pena por cómo la está viendo. Javier le devuelve la respuesta.
- No te puedes imaginar cuánto...
De repente, y por su sorpresa, Andrea sale corriendo de aquel lugar.
Pablo intenta alcanzarla, pero Javier le coge del brazo.
- Déjala, necesita estar sola... Lo está pasando mal.
- Pero...
- ¡Pablo, cariño! Me he perdido con tanto pasillo...- Fabianne corre agotada hasta ellos.
- Genial... La que faltaba... ¿En serio la tenías que traer?- En voz baja, Javier usa un tono irónico con Pablo. No soporta a Fabianne, ni ella a él. Para saludarla su tono sube de volumen.- ¿Qué tal Fabianne? Que alegría verte...- De nuevo tono sarcástico.
Fabianne le mira con odio.
- Hombre Javier, ¿cómo tú por aquí?.- Se acerca a él.- ¿No habrás sido tú lo que has provocado esto?
Javier ríe.
- Yo también me alegro de verte...
- Qué pena no poder decir lo mismo.- Una sonrisa maliciosa.
- Y ¿qué tal el trabajo?... A no, que no tienes...
- Já... Al menos tengo más carisma que tú... Y de tu humor no hablemos...
Javier le mira desafiante.
- Ey, chicos, parad ya...- No le gusta las discusiones mucho...
- Ha empezado él...
- ¿Qué? Tú eres una...
Pero antes de que Javier pueda acabar su frase, Mónica sale de la habitación.
Todos vuelven la mirada hacia Mónica. Ésta se gira para mirarlos. Una tímida sonrisa y vuelve a su estado de tristeza. Tiene los ojos irritados y  está rojísima.
Javier se acerca hasta ella.
- ¿Cómo estás? ¿Le... has visto bien?
Fabianne va hacia la chica y le acaricia el pelo.
- ¿Pero cómo le dices eso? ¡Si él está en coma, hombre!
Mónica, al escuchar eso, siente una sacudida, como un huracán, una oleada de inmenso dolor, se viene abajo, se derrumba, siente que le quitan la respiración, que se le ahoga dentro de su deseo de estra alegre. Feliz. Y de improvisa rabia, y estupor, incredulidad.
¿Por qué le ha tenido que  pasar esto? ¿Y hasta cuánto estará así? Se siente mal, muy mal, traicionada por la vida. No es posible. Daniel no. Daniel. Que es fuerte. Que nunca le había pasado nada. Y la ola sigue creciendo, cada vez más. Siente ahogada en ese mar de agonía. No sabría decirlo. Pero ella está allí, le mira y no puede hacer nada. No puede remediar lo que pasó. Y ahora 'los mañaneros' rotos. Sus 'mañaneros'. Y entonces Mónica se acerca hasta hasta Javier y le aprieta fuertemente la chaqueta contra los puños, se la arranca casi, se aferra a ella, desesperada, como si fuese el único escollo seguro en medio de ese mar de absurdo dolor. Luego se apoya en el pecho de Javier y comienza a llorar quedo, en silencio, ahogando casi su dolor en esa chaqueta. Por respeto, por miedo, por no mostrar su debilidad ante los compañeros de Daniel. Javier no sabe qué hacer. Y la abraza despacio con sus brazos, fuerte, contra sí.
- Tú siempre tan sutil Fabianne...- Le mira cabreado.- Chissst... Tranquila, Mónica... Tranquila...- Y basta eso, su abrazo, para que se sienta un poco más tranquilas. Un profundo suspiro, lento. Y otro. Y otro más. Y los sollozos disminuyen. Poco a poco. Un poco de calma en esa chaqueta. Como una pequeña ensenada. Una cala donde poder resguardarse de la tempestad. Y después respira pofundamente. Mónica emerge de nuevo de los brazos de Javier. Recupera la compustura. Se seca la nariz con el extremo de su camisa. Se arregla un poco el cabello con las manos. El cabello, un poco mojado, obedece. Recupera su lugar de un modo obediente y, silenciosamente, deja que la luz aparezca de nuevo en ese rostro.
- Estoy bien.- Intenta convercerse a sí misma. Y una pequeña sonrisa a los allí presentes.- Me... voy a mi casa. Volveré mañana.
Javier le mira sorprendido.
- ¿Cómo que a tu casa?
- Sí, aquí sólo puedo... pasarlo mal, agobiarme más... Pensé en quedarme con él esta noche, pero no me dejan estar tanto tiempo allí... Así que... - Le mira y sonríe levemente.- Me voy... Hasta mañana.
Y se va sin más, en el silencio de un pasillo vacío por los malos momentos que ha pasado en él. Le espera una noche de espera, de miedo, de impotencia, de esperanza, de plegaria. De la certeza de un mañana, eso está claro, pero de un mañana que puede o no serlo para todos. ¿Cómo es la vida? No puede imaginar que pueda perder a Daniel, no tiene fuerzas.

~ Once de la noche, en la casa de Mónica...

Mónica habla con su madre por el móvil.
- ¡Ay mamá! Pero ¿te has vuelto loca?
- ¿Yo? ¿Tú te crees que éstas son horas de llamar? ¡Ni siquiera me has llamado estos días!
- ¡Es que Daniel está en el hospital, está en coma! ¡Ya te lo he dicho!
- Que no, que no me creo que tú y ese humorista...
- ¡Mamá, que es verdad!
- Si, ya. Seguro que te lo estás inventando. Mónica, ¿no te da vergüenza? Invertarse que alguien está en coma, es muy fuerte...
- Pero mamá, es verdad, ha tenido un accidente terrible.
-¡Ya basta! Porque no estoy ahí y no te puedo castigar, si no...
A Mónica se le empiezan a empañar los ojos de lágrimas.
- ¿Tú crees que me voy a inventar una cosa así? ¿Por quién me has tomado, mamá? Amo a ese hombre.


~ A más de cinco mil kilómetros de Madrid, en New York City...

El novio de Julia mira las noticias en el canal internacional. La televisión española. De pronto una noticia que le llama la atención, demasiado.
- Cariño, ¿este no es el famoso ese que le gusta tanto a tu hija?
- ¿Qué?- Julia aparta el teléfono de su boca, fija su mirada en la televisión y con vergüenza descubre que todo cuanto le ha contado su hija es cierto.
- S-sí...- Vuelve al teléfono y, esperando que su hija no se haya enfadado, habla.- Mó- mónica... ¿sigues ahí?
- Sí, mamá sí, sigo aquí...- Su tono, en la otra línea, suena lloroso y triste.- Pero ya que no me vas a creer voy a colgar ya...
- ¡No! ¡No, hija por favor, no me cuelgues! Acabo de ver que es cierto. Lo siento, cariño mío, me costaba entender todo eso... ¿Y cómo está?
- Mal, mamá, muy mal. ¿Cómo quieres que esté? Está en coma, ni siquiera se sabe si... podrá despertar, ya no podrá estar como antes...- Mónica se echa a llorar.
Su madre se apena al escucharla.
- Lo siento...
- Es que no lo quiero perder, mamá, no lo quiero perder...
Julia suspira.
- Nadie va a perder a nadie, Mónica. Tranquila cariño...
- Pero mamá, es que no sabes lo mal que lo estoy pasando, verlo así es...
- Sé fuerte cariño, se pondrá bien, ya verás...
- Ojalá que eso sea cierto...
- Sí... Bueno cariño, tengo que colgar, duerme bien, ¿vale? Y aguanta...
- De acuerdo, hasta mañana mamá.
Sonrisas en las dos líneas.
- Hasta mañana.
Cuelgan.
Mónica se va hacia su habitación. Se sienta en su cama. Se fija en la foto que hay en la mesita. La coge y mientras la mira una sonrisa se dibuja en su rostro. Es de ayer, cuando se hizo la foto con Daniel. Allí están ellos dos. Abrazados. Con una tierna sonrisa. Como si todo fuera genial, feliz. Quién le diría que horas después su vida perdería todo su sentido.

~ Dos meses más tarde...

Los días fueron pasando. Mónica iba cada día a ver a Daniel en el hospital. Pasaba las noches allí, junto a él. Cada día le contaba lo que había pasado, lo que había hecho. Cada día tenía la ilusión de verle despertar, pero siempre le era en vano. Ella seguía rezando por él. Nunca perdía la esperanza, no se permitía perder la esperanza. Después del puente, siguió con el instituto. Los peores días fueron los primeros. Sus amigas le agobiaban a preguntas sobre... todo. Y ella no estaba para nada ni para nadie. Apenas hacia otra cosa aparte de estar en el hospital en todo el día. Su rutina era instituto y después salir pitando hasta el hospital y allí se pasaba todo el día.

Y ahora, pasados dos meses, estaba, como todos los días, en el hospital, sentada junto a su cama, cogiéndole de la mano. Mientras, ella le está mirando. Sonríe sin ganas. Se acerca hasta la pequeña mesita metálica y coge el guión del programa de hoy. Javier se lo dió esta mañana. Para que supiera que harían hoy. Ya no escucha el programa, estando con Daniel allí no puede. Por eso prefiere leerse el guión  y así, al menos, se hace una idea.
Lo coge y llega de nuevo junto a Daniel, apoya el guión en su regazo y mientras apoya su mano en la suya empieza a contarle todo sobre el guión.
Pasados cinco minutos, ella le sigue hablando. A veces le mira por si reacciona o algo, pero nada, ni un sólo movimiento.
- Y entonces Pablo grita...- Pone un tono de mucho interés.- ''¡Entérate Javier! ¡La Esteban se enfada!'' Ya sabes, 'La Esteban'...- Le mira intentando obtener una respuesta suya.- Belén Esteban, Dani. ¡Belén Esteban! Ten valor para entender sus chistes, ¿te enteras Dani?- Observa inútilmente ese rostro tranquilo, relajado, que parece no poder oír. Pero es su última esperanza. Mantener viva su atención. Un suspiro. Y Mónica saca fuerzas de flaqueza.
-Ya vale, es inútil que te hagas el despistado. Tienes que repasar bien el guión, te lo tienes que saber. Puede que no salgas en él, pero cuando vuelvas tendrás que seguir, y si no repasas, no te saldrá bien. ¿No te habrás creído que te vas a librar de tu trabajo? Perdona, pero no te librarás de tus fans ni nada. Y vas a volver, lo sabes ¿no? Por supuesto que volverás...  A ver si te crees que te vas a librar de  aguantar a Javier, a Pablo y a...- No sabe pronunciar muy bien su nombre.- y al 'Monsór' ese... Claro que no...
- Monsieur.
Una voz repentina. Floja. Ligera. Débil. Pero su voz.
- ¡¡Dani!!
Daniel está vuelto hacia Mónica. Le sonríe.
- Se pronuncia Monsieur. Tienes que decirlo bien.
Mónica no se lo puede creer. Empieza a llorar a mares. Y en parte llora y en parte se ríe.
- ¡Monsieur, monsieur, lo voy a repetir mil veces, joder, me encanta el francés! Es la palabra más bonita del mundo.- Y se levanta y lo abraza con cuidado, intentando no agitarlo, pero no consigue contenerse. Se pierde con el rostro en su cuello y sigue llorando, como una niña.
- ¡Y decían que vuestros colaboradores no eran buenos!
Esa chica que se ha visto recompensada. Que jamás perdió la esperanza y acaba de recibir el regalo más bello del mundo. La respuesta a sus plegarias. Vuelve a tener a su amor. Vuelve a ser feliz. Vuelve a ser la Mónica... de hace 2 meses.



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Mónica (Capítulo 5)

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<<¿Porqué a él...? ¿Porqué...?>>

Andrea ^^

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